lunes, 19 de marzo de 2007

Caer y tirar

Con relativa frecuencia se acusa a los habitantes de las zonas central y occidental de la meseta castellana de usar mal el verbo “caer”. Por ejemplo, es muy frecuente en dichas zonas decir “se ha caído el vaso” cuando, por un empujón o golpe involuntario, o por cualquier descuido, hemos tirado algo al suelo. A juicio de mucha gente, eso constituye una incorrección grave porque “caer” es un verbo intransitivo: una cosa puede caerse sola, pero yo no puedo caerla; lo que puedo hacer es tirarla. Voluntaria o involuntariamente, pero siempre tirarla y no caerla. Sin embargo, tal incorrección no existe: es cierto que “caer” es un verbo intransitivo, pero no que lo sea siempre: de las 29 acepciones que recoge el DRAE en su 22ª edición, las 25 primeras lo describen como verbo intransitivo, pero las dos siguientes lo hacen como transitivo: la 26 lo define como “dejar caer”, y la 27 como “tirar o hacer caer”.

lunes, 12 de marzo de 2007

Uso de las comillas

En nuestro idioma utilizamos tres tipos distintos de comillas: las comillas angulares, también llamadas latinas o españolas (« »), las inglesas (“ ”) y las simples (‘ ’). Las comillas inglesas y las simples se escriben en la parte alta del renglón, mientras que las angulares se escriben centradas. En cuanto a su uso, no existe ninguna orden concreta, pero se recomienda utilizar en primera instancia las comillas angulares y reservar los otros tipos para cuando deban entrecomillarse partes de un texto ya entrecomillado. En este caso, las comillas simples se emplearán en último lugar: «Antonio me dijo: “Vaya ‘cacharro’ que se ha comprado Julián”». Las comillas se escriben pegadas a la primera y la última palabra del período que enmarcan, y separadas por un espacio de las palabras o signos que las preceden o las siguen; pero si lo que sigue a las comillas de cierre es un signo de puntuación, no se deja espacio entre ambos.

sábado, 3 de marzo de 2007

Dobles participios

Cuando Paladín nos planteó su idea de abrir un cuaderno en el que pudieramos dedicar nuestros escritos a la defensa del idioma, me pareció estupendo por varias razones. Entre todas ellas, la que más pesaba es que soy una de esas personas que defiende que, si bien es lógico -y quizás necesario- que el idioma vaya cambiando y flexibilizándose con el uso, no debemos pasar por alto su mala utilización; y menos si los que lo utilizan mal son gente cuya influencia llega a las masas, como es el caso de los periodistas y los políticos.

Sin embargo, hoy debo romper una lanza en favor de un periodista del que me reí, taché de inculto y hubiera despedido de ser yo su jefe hace unos días mientras leía su artículo.

El periodista dedicaba su escrito a un curso de cocina para hombres que se estaba dando en uno de los pueblos de la provincia, y en él podía leerse la frase que, erróneamente, provocó mi indignación: "...de cocina para hombres, muchos de los cuales no han freido nunca un huevo.

Digo "erróneamente" porque, según la RAE, el verbo freir tiene dos participios, uno regular (freido, cosa que yo ignoraba) y otro irregular (frito) y, aunque el participio irregular es el que más comúnmente se utiliza, el otro participio puede igualmente utilizarse para formar los tiempos compuestos.

Por lo tanto, debo reconocer mi error y pedir humildemente perdón.

viernes, 2 de marzo de 2007

Patadas al diccionario

Cuando abres un periódico lo normal es que te lleves un disgusto por la cantidad de patadas que a través de ellos recibe el diccionario. Pero lo que me he llevado esta mañana al leer "El Adelanto" ha sido una gran alegría, pues en su página de opinión aparecía un artículo con el mismo título que esta entrada, y en él el periodista se quejaba, precisamente, de lo mismo que nosotros: de las gravísimas incorrecciones lingüísticas que se cometen a través de los medios de comunicación.
La alegría fue doble, pues da la casualidad de que ese periodista era amigo mío hace muchos años, y hace más de cuarenta que no sabía nada de él.
En el artículo en cuestión aparecen tres ejemplos de frases mal utilizadas y muy frecuentes en los medios radiotelevisivos: 'estar arropado por Fulanito y Menganito', 'estar reunido' y 'vestir ropa divertida'; no me resisto a remedarle.
El DRAE contiene tres acepciones distintas del verbo 'arropar'; la primera es "cubrir o abrigar con ropa", y desde luego no es aplicable al caso. Tampoco lo es la segunda ("cubrir, abrigar"), que es casi idéntica a la anterior. Con lo cual, por eliminación, la frase en cuestión ha de referirse a la tercera acepción. Pero dudo mucho de que Fulanito y Menganito sean dos bueyes utilizados como cabestros, y más aún que la persona supuestamente 'arropada' sea una res brava, pues ése es precisamente el significado de la tercera y última acepción: "dicho de los cabestros: Rodear o cercar a las reses bravas para conducirlas".
Una buena parte de las veces que intentamos hablar por teléfono con un "ejecutivo" (la proporción de ocasiones en que ocurre aumenta exponencialmente cuanto más alto es el cargo y menor la categoría del que lo ocupa), sólo conseguimos que su secretaria nos diga que "está reunido". La sexta acepción que el DRAE recoge del verbo estar, y que creo que es la aplicable, dice que consiste en "hallarse en un determinado estado", y pone como ejemplos estar triste, rico, sordo, convencido, satisfecho; dado que "reunir" es volver a unir algo que previamente se había separado, lo que realmente significa "estar reunido" es que la persona de que se trate vuelve a tener unidas las partes de su cuerpo. Y no creo que esto sea lo que pretendía transmitir el periodista.
En cuanto al tema de la ropa divertida, ¿de verdad es posible que una ropa sea divertida? Como en "El Adelanto" se dice, la ropa de vestir nunca es divertida o aburrida porque la diversión y el aburrimiento son "consecuencia de una acción prolongada": puedes divertirte o aburrirte viendo un desfile de moda, pero lo que te divierte o aburre es el desfile, no la ropa.